Alternativa. Estudios afirman que es una técnica segura y que proporciona grandes ventajas para la madre.
La experiencia de un parto doloroso es una idea terrorífica para las mujeres en general. Pasar casi 24 horas en trabajo de parto para las primíparas y casi 12, en multíparas, sin la preparación y técnica apropiada, harán de esta vivencia un momento de angustia y tensión que podrían terminar en una intervención quirúrgica. Por esta razón, los profesionales de la salud proponen como eficaz alternativa, a los métodos tradicionales de atención, la utilización del agua como elemento relajante que da a la gestante de bajo riesgo, la oportunidad de un parto natural, rápido y sin dolor, permitiendo a la familia, en especial a las madres, recordar el parto como un acontecimiento satisfactorio, único y maravilloso.
El parto bajo el agua no es nuevo; la historia nos enseña que la mujer como, cualquier mamífero hembra, busca instintivamente un lugar privado, tranquilo y de poca luz al momento de parir, estando antiguamente entre sus opciones playas, ríos, acequias, etc.
Bárbara Harper, fundadora y directora del Servicio Internacional de Investigación de Parto en el Agua, refiere lo siguiente: “Los nativos, cuyas culturas se desarrollan en climas tropicales con aguas calientes tienen fácil acceso al océano, a charcos de agua caliente, a fuentes termales y a ríos, lugares donde es posible relajarse del dolor del trabajo de parto y parir a sus bebés”. El primer parto en medicina publicado a nivel mundial se reportó por el Dr. Michel Odent (Francia, 1803) durante una terapia de relajación que se le practicaba a una gestante dentro de una tina con agua caliente, cuando accidentalmente nació el bebé en el agua sin mostrar problemas posteriores para él y la madre.
Con el paso de los años, las investigaciones han demostrado que el parto acuático es una técnica segura y de grandes ventajas para la madre. Es necesario conocer el momento más apropiado para ingresar al agua, Harper señala: “Algunas veces, el agua, si se utiliza demasiado pronto, puede lentificar o parar el trabajo de parto. Por otro lado, si las contracciones son fuertes y regulares, pero el cuello está poco o nada dilatado, se puede utilizar el agua para ayudar a que la mujer se relaje y favorecer así la dilatación”.
Se recomienda que el ingreso de la gestante sea durante la segunda etapa del trabajo de parto, es decir, cuando la madre se encuentra en 5 o 6 cm de dilatación, hacerlo antes podría retrasar su evolución. También mantener la temperatura es un aspecto importante, de acuerdo a Enrique Lebrero: “La temperatura del agua debe mantenerse a 37 °C o menos, pero sin tener sensación de frescor. Una temperatura más alta podría producir alteraciones fisiológicas”.
Aunque en esta técnica la intervención del profesional de la salud pasa a ser la de un observador, ya que le proporciona a la madre una mayor responsabilidad sobre el proceso, no se deben obviar los exámenes de rutina, sobre todo la evaluación de la frecuencia cardiaca fetal.
Después de permanecer aproximadamente dos horas en el agua, y una vez que las mujeres tienen el deseo involuntario de empujar, puede producirse el parto dentro o fuera de la tina.
Inmediatamente después de emerger el bebé es importante el contacto piel a piel con la madre hasta la salida de la placenta, esto estimulará las contracciones y harán que esta se desprenda con mayor rapidez. Además, permite estrechar los futuros lazos madre-hijo. Es probable que así reconozca de inmediato tu olor, los latidos de tu corazón, tu voz y esto le dé seguridad.